Cuando uno deja de entender el susurro de la lluvia y del fuego, es tiempo de hacer una nueva cocción del alma. Hay algo que reclama desde adentro. Quizás un árbol que quiere salir, quizás algunas moléculas que están aprisionadas y no nos dejan hablar, quizás miles de abalorios enhebrados en la razón impertinente. Y es que con los días uno se acostumbra a no usar las alas y se da cuenta que está prisionero entre una costra de sueños rotos pegados con excusas y barro. Entonces los dos pares de alas con los que uno nace, se nos esconden y pensamos que es así, que así está bien. Y deja uno de entender el susurro de la lluvia y del fuego. Y eso es síntoma de una agonía lenta y muy dolorosa. Una agonía de esas que suceden cada día en medio de la costumbre ciega y abusiva de la decencia. Se hace urgente un rayo de marzo que puede traer la certeza de un beso tierno, para rompernos por fuera y dejar caer pacientemente todos los pedazos de sueños rotos. Hay que quedarse inmóvil, bajo la tormenta, para que la lluvia limpie la piel de las verdades absolutas. En ese instante, sólo en ese instante, se decanta el alma. Es el tiempo propicio para un corte de pelo con el fin de que no se interponga entre un universo y otro. Es el tiempo de calentar el agua, prender todas la velas de la casa y volver a preparar el amor. Es el tiempo de contemplar los mandalas invisibles y de hacerle caso a la lluvia y al fuego mientras me descubro en lo unos ojos color sol. Es el tiempo de creer una vez más...
PASPARTU
Pensando y decantando en voz alta
lunes, 27 de marzo de 2017
sábado, 22 de agosto de 2015
Fui por especias y me encimaron historias (Kalipay)
Sospecho que los verdaderos y más celosamente guardados secretos de la seducción amorosa, política y religiosa han estado por siempre en la cocina. Así de sencillo. Así de primitivo. Así de humano.
Aunque no nos demos cuenta, somos poseedores de la fórmula mágica para las pociones de amor y pasión escrita detrás de nuestras fosas nasales y muy pegadas a nuestras papilas gustativas , aderezada con una sonrisa provocadora. Parece ser que, desde estos modestos rincones empiezan las aventuras sensuales que narran los cuentos antiguos , las mismas que originan las más cruentas guerras y los más bellos poemas escritos con la piel. Los dioses se encargaron desde el comienzo de los tiempos de proveernos de aquello que mezclan las hechiceras y los brujos con todos los fines nobles o clandestinos. Polvos de colores, olores ancestrales, sutiles o salvajes, vida pulverizada, magia de sol y de luna.
Unos los llaman hechizos. Otros, Especias.
Con la sabiduría que le han dado durante años la buena sazón, Amalia Ochoa Piedrahíta, nos enseña a identificar la pureza de las pimientas, las sales, la cúrcuma , la vainilla, la mostaza y cientos de especias más, respaldadas por leyendas, de amores y desamores, rastros de caminos condimentados con silenciosos triunfos y tal vez vencidas soledades. Desde Marruecos la India y atravesando el Atlantico hasta la Embajada de Francia y de allí a las manos de Amalia, aprendemos hoy el secreto de la humanidad, aquel con el que se cocina la sensualidad y la pasión. Ella y su hija María del Rosario, heredera de la tradición y la gentileza, se encargan de transmitir el secreto de brujos convertidos en cocineros de alta alcurnia. Con increíble sencillez y generosidad, madre e hija comparten sus historias y recetas y aunque ellas no lo sepan, las mesas de muchos hogares vibran en medio de fantásticos olores y sabores cocinando el amor y el alma. De ello, doy fe.
Trabajan para la felicidad, desde la Kalipay, bellísimo local donde no sólo se compran especias, sino que se aprenden recetas de cocina, recetas de vida y mucha historia. Allí, si miras con cuidado y sabes escuchar, ronda Cristóbal Colón llevando apurado la pimienta desde Jamaica, Abdalah y los mercaderes de Marruecos entre camellos inquietos que aún insisten en hacer daños afortunados como resultó ser el Ras el Hanut, hoy cuidadosamente empacado en bolsitas de celofán por Amalia y María del Rosario. Pregúntales a ellas qué hicieron los camellos , cómo se preparan las mejores lentejas o cuál es el secreto azteca de la sopa de tortillas, entre otras muchas historias legendarias.
Dos mujeres maestras de la exquisitez, todos los dioses, cientos de historias, muchas recetas y el secreto de la verdadera seducción culinaria, en Kalipay.
lunes, 17 de agosto de 2015
LOS ZAPATOS DE MI PROFE
Me preocupan los zapatos de mi profe. ¡Casi nunca están limpios!
Cuando vamos a la montaña a buscar orugas para el proyecto de ciencias, sus zapatos llegan con barro y pedacitos de hojas secas que se le enredan en las medias. Es muy chistoso porque parecen cocodrilos. Cuando juega fútbol con nosotros se van volando a veces con el balón como si tuvieran alas y entonces todos nos reimos. Pero lo mejor es cuando se le caen en la quebrada, porque los podemos pescar. Cuando estamos en clase de matemáticas y lo llamamos para que revise la tarea, él viene con su borrador de nata, la mira cuidadosamente , borra nuestros números equivocados (que son muchos) nos explica y luego se va con sus zapatos blancos de lluvia de borrador. Pero donde peor quedan los zapatos de mi profe es en la clase de arte. Hacemos experimentos de colores, cuadros y afiches y nos encanta, pero yo sospecho que a quien más le gusta es a él. Saca muchos pinceles diferentes , mezcla los colores en tapas grandes y chiquitas, pinta, canta y pinta. Pinta tanto que ni sale a recreo. Cuando nuestros cuadros y su cuadro están terminados, sus zapatos quedan salpicados con gotas de colores. ¡Son un desastre!
No sé por qué no los puede tener como los de la profe del otro salón. que siempre están limpios y brillantes.
Ella los cuida mucho. Por eso no los lleva a la montaña, ni juega fútbol con sus niños, ni les revisa su tarea, ni pinta. Yo la felicito por sus zapatos. su salón también está muy limpio. Las paredes siempre están blancas, el piso barrido y las mesas en orden. Los niños siempre están callados para que la profe no los regañe y sus zapatos, los de todos, muy bien embolados, sin manchas de colores, ni lluvia de borrador, ni hojas secas...
Pensándolo bien, prefiero los zapatos de mi Profe.
lunes, 7 de julio de 2014
El caminante
César es un caminante de oficio, escultor de vocación.
En todas y cada una de sus tareas en este universo, él parece seguir cuidadosamente las instrucciones de un maestro, que no sé definir si no es en términos de amoroso instinto. Con su voz pausada, explica naturalmente el mensaje de los pájaros, la alegría de las heliconias, el amor generoso de los árboles la alquimia espiritual de las mariposas. Conoce tal vez desde sus otras vidas, el misterio de los laberintos y asegura que es el amor la respuesta para salvar el planeta. Sí. Él es un joven hijo del viento. Tiene la tarea de recorrer todos los caminos de la tierra y dejar en ellos y en sus aguas, el mensaje de las piedras.
"Humildad, respeto y paciencia.
Lee cuidadosamente las estrellas.
Escucha los consejos del agua."
Cantar el mensaje...
"Honra la vida, en todas su formas, desafia lo establecido porque ya no es suficiente, rescata la semilla.
Somos todos uno y uno con todos en el mar y el cielo..."
y seguir el camino.
César Giraldo, Jardín Botánico del Quindío.
Caminante, mensajero, maestro, músico, escultor.
¡Buen viento, buena mar y buen amar!
Marginalia, el rincón de la utopía
Existe un lugar donde Freud convive libre con Marilyn sin sacar conclusiones; donde Bach, Mahler y los Beatles se escuchan en armonía; donde Bolívar y García Márquez siguen soñando un país posible. Es el lugar donde Remedios Varo prepara su "Papilla estelar" y la comparte con Frida; Da Vinci construye naves para el Principito y Dalí recita los poemas de Neruda. Músicos, poetas y locos son parte de la misma familia en este rincón, donde todos son inmortales.
Se trata de Marginalia, el lugar de las utopías, organizado cada domingo en el mercado de pulgas de Usaquén por Jaime Zalamea y María Elena Torres, una interesante pareja que sabe contarnos con lujo de detalles y a manera de notas al margen, la vida y obra de muchos de los personajes que lograron inquietarnos a través de los tiempos. En sus poéticas cajas de colores, ellos nos entregan historias que sabemos pero que queremos volver a oir. No son artesanos. Son maestros de historia. Como bien lo explican, su trabajo es fruto de una juiciosa tarea no sólo intelectual, sino espiritual. Y así lo recibimos quienes cada vez que podemos, los visitamos con el deseo de llevarnos la vida guardada en una cajita o su cariñoso abrazo.
domingo, 6 de julio de 2014
La Pedagogía Pekerman
Sí. Lo confieso. Nunca me había enstusiasmado el fútbol. Quienes me conocen, se sorprenden al verme con la camiseta de la selección o gritando a todo pulmón nuestros goles. Quienes me conocen, saben que hasta el momento, mi vocabulario había sido (casi) impecable. Que no sabía lo que era un fuera de lugar o que al balón se le llama esférica. He sido parte de la gran minoría de colombianos que piensa que mientras tengamos tantos problemas sociales, no podemos entregarnos a pasiones adormecedoras de una sensibilidad urgente, llámese fútbol, religión trasnochada o políticas amañadas e inútiles. He pasado por antipática, indiferente y de cualquier forma "rara" cuando se asumen esos temas y muchas bromas me he ganado por mis silencios o mis comentarios jocosa e intencionalmente desatinados. Sí. Nunca me había entusiasmado el fútbol por falta de esperanza. Seguir el fútbol por seguir el deporte simplemente, no me pareció nunca ni divertido, ni educativo... hasta ahora.
Hoy tengo la camiseta de la selección puesta, lista para seguir el partido con la pasión y con la alegría de ver a once muchachos haciendo patria y dándonos la mejor lección que podemos recibir los colombianos: trabajar en equipo. ¡Qué gran maestro el Señor Pekerman! Ha logrado entender cuál es nuestro lado débil: un ego inmenso que, hasta el momento no nos ha llevado a buenos lugares. Ni en fútbol, ni en política, ni en religión, ni en educación, ni en la vida misma. Escuchar, seguir instrucciones, atender, compartir, trabajar en equipo, honrar nuestra identidad, sabernos capaces. Esa es su pedagogía. La que necesitamos todos los colombianos. La que nos da las herramientas necesarias para esa anhelada paz. Esa es la lección. Oportuna y preciosa lección. Por eso hoy tengo mi camiseta puesta. Como maestra debo seguir observando y aplaudiendo el gran trabajo del maestro y la alegre valentía de sus muchachos. Si ganamos o no hoy (y tengo toda la fe en el triunfo) ya tenemos ganancia en pedagogía de la paz.
Hoy se aplazan las preocupaciones y las tristezas. ¡Hoy se vale soñar!
Gracias profesor Pekerman. Sus instrucciones serán cuidadosamente seguidas.
Sí. Lo confieso. Nunca me había enstusiasmado el fútbol. Quienes me conocen, se sorprenden al verme con la camiseta de la selección o gritando a todo pulmón nuestros goles. Quienes me conocen, saben que hasta el momento, mi vocabulario había sido (casi) impecable. Que no sabía lo que era un fuera de lugar o que al balón se le llama esférica. He sido parte de la gran minoría de colombianos que piensa que mientras tengamos tantos problemas sociales, no podemos entregarnos a pasiones adormecedoras de una sensibilidad urgente, llámese fútbol, religión trasnochada o políticas amañadas e inútiles. He pasado por antipática, indiferente y de cualquier forma "rara" cuando se asumen esos temas y muchas bromas me he ganado por mis silencios o mis comentarios jocosa e intencionalmente desatinados. Sí. Nunca me había entusiasmado el fútbol por falta de esperanza. Seguir el fútbol por seguir el deporte simplemente, no me pareció nunca ni divertido, ni educativo... hasta ahora.
Hoy tengo la camiseta de la selección puesta, lista para seguir el partido con la pasión y con la alegría de ver a once muchachos haciendo patria y dándonos la mejor lección que podemos recibir los colombianos: trabajar en equipo. ¡Qué gran maestro el Señor Pekerman! Ha logrado entender cuál es nuestro lado débil: un ego inmenso que, hasta el momento no nos ha llevado a buenos lugares. Ni en fútbol, ni en política, ni en religión, ni en educación, ni en la vida misma. Escuchar, seguir instrucciones, atender, compartir, trabajar en equipo, honrar nuestra identidad, sabernos capaces. Esa es su pedagogía. La que necesitamos todos los colombianos. La que nos da las herramientas necesarias para esa anhelada paz. Esa es la lección. Oportuna y preciosa lección. Por eso hoy tengo mi camiseta puesta. Como maestra debo seguir observando y aplaudiendo el gran trabajo del maestro y la alegre valentía de sus muchachos. Si ganamos o no hoy (y tengo toda la fe en el triunfo) ya tenemos ganancia en pedagogía de la paz.
Hoy se aplazan las preocupaciones y las tristezas. ¡Hoy se vale soñar!
Gracias profesor Pekerman. Sus instrucciones serán cuidadosamente seguidas.
( Escrito para mis amigos de Facebook, arriesgándome en un tema aparentemente lejano a mí pero siendo finalmente pedagógico. Publicado en la revista Foco Empresarial, de PeoplePass, por Adriana Yepes. )
sábado, 5 de julio de 2014
Georgia O'Keeffe. Erotismo de colores
Antes la cosa era muy sencilla: sujeto, predicado y complementos. Los sustantivos tan comunes, los verbos tan caprichosos, los predicados ya aplicados y lo tácito siempre tan expuesto. Y esto último cada vez más vigente. De ahí la necesidad de una clase como la mía. Los susurros y las risas iban en crescendo mientras se organizaban los cables, el video beam y el muro blanco. Tan desnudo. Tan vírgen. Tan callado. De pronto, una explosión de colores irreverentes e insinuantes iluminaron los ojos de las niñas quienes habían dejado de parpadear, de reir y de hablar. Un efecto paralizante y sublime invadió el salón. Sobraron las preguntas. Las niñas de colegio se transformaron en seres míticamente sensuales. Los ruidosos colores pintaron sus caras y la luz de muchas lunas se les refundió en el pelo. Ellas observaban. Ellas entendian y se sabían reflejadas en las azules flores abiertas, en las verdes montañas inmensas, en los palpitantes remolinos rosas y magentas. Trascendimos todas en el espacio y en el tiempo y la abrazamos. Con su mirada valiente y los pinceles aún frescos, Georgia sonrió con la complicidad de sabernos cuatro en una, una en todas.
Somos las que somos. Con lunas, con alma, con misterio Así nos honramos. Y así nos cuidamos. Con vocación de ánfora, tenemos la noble y perpetua misión del agua.
Gratitud, amor, LEALTAD y el alma siempre abierta.
Esa fue mi primera lección.
viernes, 4 de julio de 2014
Pregunta
¿Cuál fue la última palabra que susurraste cuando te fuiste?
Recuerdo una hoja perdida en tu pelo, tu aliento de hierbabuena, el intenso olor a humo en tu ropa y tal vez rastros de nieve en tus medias. Sí. Era nieve. No era ni el final de un poema ni el comienzo de la noticia mañanera. Recuerdo que pisaste el césped para limpiar tus pies de la nieve perpetua y de esperadas primaveras. Y cuando estuviste listo, pronunciaste algo que se perdió con el canto de los pájaros y los verdes de los árboles en silencio. Fue entonces cuando te desdibujaste, poco a poco, suavemente, con la brisa de la tarde , con la sombra del saúco en la escalera, con el rastro de la hierba entre los ladrillos, con el aleteo de la libélula en mi puerta. Y anocheció. Salí. Te busqué. Te encontré, al lado de mi boca, cerca de la luna. Quise atraparte sutilmente con la punta de mis dedos, pero desapareciste detrás de mi oreja, más allá de mi memoria. Entonces supe que te había perdido. Lo demás fue observar el nacimiento de un diente de león justo allí donde dejaste tu huella, tu huella de nieve, sin sol ni primavera.
Desperté y me quedé pensando...
"¿Cuál fue la última palabra que susurraste justo antes de que me diera cuenta que te estaba soñando...?"
Mayo 2014
Mayo 2014
No desayuno sola
Mis mañanas son eventos concurridos para los que debo alistar la música, el corazón y el alma.
Empiezo mis días fundiéndome en los verdes campos presentidos por mi papá, mezclándome en una paleta de verdades coloridas, verdades sostenidas y bien cocinadas por mi mamá. Ella, la fuerza. Ella, la totalidad y la nobleza. Ella, la calma. Recojo con ternura los insectos de colores, los códigos estudiados y los pentagramas. Se ordena la casa. Cuento los minutos. Cuento las gotas en mi cuerpo. Cuento mi propia historia, ya editada, bajo el agua que me inventa de nuevo, me recorre y me recuerda aquello que la noche calla. Ya soy otra. Como cada mañana. Con la misma emoción de esa primera cita sin nombre pero muy esperada, vierto el agua sobre el amado, deseado y nunca bien ponderado café de la montaña. Y entonces vienen los conjuros a los dioses de mi tierra y de tierras lejanas y ellos se pronuncian en forma de aroma que invade el escenario donde ya va a empezar la magia. Alguien prende el sol. Un chorro de luz atraviesa los telones verdes, grises y azules, salpicados de naranjas y quebradas. Es mi montaña. Es el bosque donde sucede la vida, toda ella, entre quietudes e inquietudes de épicos vuelos bien trazados. Luces y sombras. Hojas nuevas y hojas caídas pero no vencidas. Nacimientos y renacimientos contados cada mañana por libélulas indiscretas.
Silencios polifónicos. Cantos profanos. Oraciones inventadas.
Se ondean banderas tricolor con la esperanza usada y desgastada; se refuerzan las manos del labrador, se afina la voz de aquel que se indigna, haciendo caso aún a su consciencia. Se celebran las frases de luz, se lloran los golpes y la rabia.
Silencios polifónicos. Cantos profanos. Oraciones inventadas.
Y en medio de la obra, un saludo de nieve con nostalgia de panela y de sabana, una brisa suave que me arranca sonrisas, sonrisas que huyen a mi jardín inquieto en forma de semilla de acacia y se siembran sin otra esperanza que la de dejarme ser hoy, ahora…
...quién sabe mañana.
Febrero 2014
Febrero 2014
Palabras al viento
Soy de oficio palabrera: la que habla desde el fuego, la que inventa risas, retaílas y misterios; la que escribe palabras de colores y las deja colgadas en la techo, cuando coinciden las quimeras con el viento.
Soy la que teje los sueños y los une con saliva, miel y romero y los deja secar en la montaña, cerca del musgo, lejos del humo, al ladito de tu recuerdo.
Soy de mis silencios mensajera: la que los envuelve entre hojas de curubo y las sella con orugas transparentes que sepan guardar mi secreto. Soy la que espera, la que vuela, regresa y espera; la que recoge la cosecha de palabras maduras para escribirlas otra vez y dejárlaselas al viento..
...al viento...
Abril, 2012
Lunada
Se movió más y más hasta el extremo de mi cama y cayó. Luz de luna inestable e insegura que supo desvelarme. Paseó por mi cara, desordenó mis cobijas, me susurró tu nombre y luego cayó y se escondió, cobarde ella, debajo de mi cama. Yo quería una noche tranquila, sin luna ni estrellas, sin planetas, sin cometas y sin ti. Pero una cosa es lo que quiero y otra es lo que tu conveniente Zen dispone. Y cuando tu conveniente Zen dispone, tiemblan los dioses, todos ellos, desordenan las constelaciones, se desborda la cascada, se prende sola la chimenea, cantan de noche los pájaros y lo que es peor, la luna susurra tu nombre y se esconde bajo mi cama. Y no deja de brillar. Indiscreta. Inestable. Insegura.
Esta noche haré una trampa de lunas: en un plato de barro montañero pondré limón, cebolla en julianas, cilantro y ají; esperaré callada y paciente a la blanca inoportuna y cuando llegue y se marine, por una hora, la comeré poco a poco, hasta olvidar tu nombre. Y entonces dormiré tranquila. Sin luna. Sin estrellas. Sin cometas...
( no estoy segura si también sin ti)
Papel en blanco
Lunas rojas se desgranan de los árboles y estallan en mis manos mientras busco la palabra que te evoca.
Tengo tu sonrisa sembrada en mi noche y aunque ordeno nueve letras aún no escribo tu nombre. Debo regresar a mí para llegar a ti enredando las sílabas y los acentos que se escapan mentirosos de tu memoria. Me pierdo en el papel que me espera. Un bandoneón, una brisa ligera y de pronto me toma por sorpresa tu sonrisa proyectada en mi ventana. De ti tengo tu imagen y de tu imagen el alma toda. El violín flotando en la dorada luz de un sueño, la noche perfecta , el arco iris sumergido en agua, tu beso tan ajeno al mío.
El papel espera.
La paloma vuelve. Tu sonrisa queda. Flotas en el agua mientras me dejas . Entonces te bebo a grandes sorbos y de mí se desgranan las lunas que estallan en mi boca mientras sonrio pensando que el papel espera esa historia que aún no me cuentas y que invento sobre pálidas imágenes azules, donde flotan nueve letras con las que aún no puedo escribir tu nombre...
...y el papel espera...
Soy
Soy una gota de agua que se transforma en palabra, capaz de volar hacia ti , libélula inquieta que te ronda suavemente, te toca y se va, y vuelve para tocarte y se va, y vuelve y muere en tu piel para renacer en tu boca como suspiro camuflado en la primera hoja roja de tu otoño, que palidece y se vuelve papel blanco para que me dibujes y me escondas en tus manos y con tu caricia me conviertas en ánfora y así poder recibirte y dejarte ser mar, fundido en el brillo de la estrella que sabe volar como la libélula que te toca y se va y te toca y se va…
Soy la mujer que se reinventa con la luna; la que mejor pronuncia tu nombre. La que desaparece y aparece como lluvia de letras para hacerte soñar, mientras te espera escondida detrás del mismo árbol que te vio pasar con tu risa de niño y el alma nueva.
Soy para ti porque me llamas en voz alta; cuando plantes violetas en mis huellas, cuando te refugies confiado en mis brazos con la ternura que nos debe la vida. Soy para ti porque me dejas volar como libélula que te toca y se va, y te toca y se va, y te toca y muere en tu piel, para renacer en tu boca y en un suspiro convertirme en la primera hoja roja de tu otoño…
miércoles, 2 de julio de 2014
Secretos
Recuerdo tu sonrisa, tu mirada tan tuya, tan del viento,
y el aire se puebla de latidos sostenidos en el cielo.
Atrapo discretamente tus palabras
tus palabras con alas y misterio
y mi boca se llena de silencios
Te leo, más allá de lo que escribes, más allá de lo que callas
y en mi alma queda la herida invisible
una mariposa blanca
un anuncio de sol
una muda canción
Te extraño sin permiso ni contraseña
y en los árboles se enreda esa historia que aún no me cuentas
leales los árboles que callan y me observan
me observan y me arrullan
me arrullan y me abrazan
me abrazan y me calman
sábado, 16 de julio de 2011
Donc, est-ce que tu n’as pas oublié la langue de l’amour ? (Cuento muy corto para sonreir y degustar)
Alguna vez, una mujer que todo lo sabía y lo predecía tuvo el impulso de cruzar los mares llevando un secreto en sus manos. Habiendo llegado a tierras muy lejanas, la mujer que todo lo sabía y lo presentía entregó con mucho sigilo su secreto en la manos de otra mujer que todo lo sabía y lo cantaba. Este secreto debía ser entregado a sus hijas después de la señal del mar, estando la luna llena, muy llena. La más llena. La hija mayor de la mujer que todo lo sabía y todo lo cantaba era una mujer que todo lo sabía y todo lo escribía y con sus palabras surcó varios cielos y varios mares, estando la luna más llena que llena, hasta llegar a un pequeño planeta flotante, con el gran secreto en sus manos. Su misión estaba escrita: debía preparar con sus propias manos una receta ancestral; una receta escrita con el lenguaje del amor heredado. La mujer que escribía elaboró con mucho cuidado el secreto por tantos años guardado y conforme a las instrucciones, luego de picar, condimentar, revolver y cocinar a fuego lento, muy poco a poco, debía añadir un suspiro, una estrella fugaz, un mordisquito y todas las caricias familiares. De manera graciosa debería servir después el secreto en un bello tazón hecho a mano y esperar la sonrisa del Monje Almirante Poeta después de probar la misma deliciosa sopa de su madre...
lunes, 9 de mayo de 2011
miércoles, 2 de marzo de 2011
Mundo interior
Varios metros de luz dentro de mí, tengo un rincón poblado de silencios .
Sobre los silencios dibujo mapas infinitos en los que puedo aventurarme a ser auténtica y libre. Es mi mundo interior escenario de conciertos anunciados y quimeras aplazadas , colgadas todas en cuerdas largas y afinadas salpicadas de rocío mañanero. Soy terreno fértil de palabras escondidas; soy la luz de marzo vertida en crisol de barro antiguo; soy fragmento de muro de adobe sin edad segura, dejado en tu camino con el único fin de cuestionar tus pasos. En mí se resume la lluvia. Desde mí se dan las raíces de esta historia que todavía no escribo por aquello de que las historias se escriben solas, poco a poco, con paciencia , sin prisa y sin pausa, historia suavemente transitada allí, camino al río, donde quedaron plantadas nuestras huellas con el peso de la ternura aplazada y contenida, con la sabiduría de los años y la magia de tu risa. Tu risa fundida con la mía, fusión de sol y luna. Historia palpitante, allí, camino al río, medida con mis dedos aún temerosos de tu piel o tal vez de volver a ser niña valiente y eterna , desvelada por el ruido de las estrellas , resucitada tres y cuatro veces en estas ansias de reinventarme con la esperanza intacta.
Varios metros de silencios dentro de mí, te encuentro a ti, guardián de mi flor azul discreta e invisible , sin tiempo y sin nombre, sin comienzo ni fin y aunque a veces no te vea, te doy por siempre la bienvenida.
jueves, 13 de mayo de 2010
Ecuación de un sueño
Nube sobre nube sueño sobre sueño soledad que me canta desolación que se espanta colibrí de papel nacido durante el recreo semillas de acacia a contraluz naranjas y rosas amanecidas en el suspiro sólo ahora sólo ahora ánfora de barro sincero sueño sobre sueño comunión de agua y alma Casiopea castigada y una levedad plateada de niñas que se vuelven nubes nubes que no regresan caballeros sin armaduras para ser más valientes ganando la batalla del cálculo partituras que entapetan la casa iluminan la noche y caen de las manos atriles y que navegan en los universos paralelos aroma de café silencio de tu risa silencio silencio que no es leve sueño sobre sueño sopor perfumado de jazmín verde sobre verde Neruda imprudente y sin tiempo sueño sobre sueño mandalas musicales que giran y giran relojes del pasado pasado filtrado varias veces guardado en frascos de Asís ucelli dei cinquecento abutilones dulces aroma de cananga "tu risa me hace libre me pone alas cárceles me quita" poeta inoportuno sin tiempo sueño sobre sueño voz sobre vos sueño sobre sueño que gira gira gira...membranas que flotan invisibles universo paralelo nivel dos giran giran giran...giran y fluyo fluyo demasiado fluyo sin verte sin escucharte fluyo... me estrello contra mi corazón llueven las plumas...
Despierto!
Despierto!
martes, 2 de marzo de 2010
VERDE SOMBRA
Verdeluz, verdeviento, verdesombra.
El tiempo se detiene.
Mi vocación de árbol frondoso cobija los miedos y las dudas y no se necesitan horarios: los relojes se detienen. Las palabras se amontonan haciendo caminos insondables que sirven para encausar las lágrimas contenidas; se dibujan las historias, se remiendan las alas rotas, se desinfectan las arrogancias , se colorean los silencios y se pega con cuidado los pedazos de espejitos ahumados por sol.
Mi vocación de árbol me convierte en puente con el único fin de acercar ángeles refundidos entre el cielo y el suelo. Poco a poco sus almas se enredan en mis ramas y con una primera sonrisa lloran y vuelan. A veces muy alto, a veces se trata de un pequeño impulso en el que se ensayan las alas remendadas pero no se atreven a despegar , porque no hay viento a favor.
Tengo un pequeño espacio donde se siembran alegrías y esperanzas. Tengo un rincón donde puedo ser un árbol callado. A partir de mi silencio hablo con la voz que la tierra me dicta desde el jardín a través de un mandala mágico colgado en la ventana para conjurar los miedos y las soledades.
Escucho.
Escucho y doy sombra.
Tengo un rincón donde soy árbol y crezco.
sábado, 13 de junio de 2009
Receta de Familia
Ingredientes:
Maiz tostado en piedra conversada, empedrado de habas y arvejas formando caminos en la mesa de Duitama, barro convertido en olla, olla convertida en alma, alma que se esparce silenciosa en el patio blanco que como lienzo se alista para ser valle, montaña azul cielo, cielo habitado por dragones campesinos con fauces de leña ahumada . Un piano a ocho manos, una flauta con dos alas, un tiple diciendo sí y una bandola diciendo no; un profesor de música, un pentagrama, una libra de papa, un poeta que escriba en latín y su alumna:una niña de pelo negro y risa franca.
Preparación:
Desde la noche anterior se mezclan todos los ingredientes con el aliño que dijimos pero que no anotamos. Se deja conservar en el sereno con la cebolla y el azúcar para cantar mejor. Se tapa todo para evitar que se alteren las intenciones. Temprano en la mañana mientras canta el gallo, se prende la estufa, se lavan los recuerdos se pican las tristezas y se ponen a un ladito. Se pone la mezcla anterior a fuego lento. Se observa con paciencia hasta que con el primer hervor invadan los aromas de la infancia retenida. Una vez servido todo damos gracias, tocamos la campana, contemplamos el valle y caemos en el embrujo del tiempo. Acompañamos con una copita de aguardiente para pasar la sopa y luego una de brandy para pasar el aguardiente. Con un suspiro alistamos el postre de natas con aroma de Claro de Luna. Cerramos los ojos y saboreamos el dulce de los amores negados.
viernes, 12 de junio de 2009
CAMINO AL RIO
Un instante, una brisa que se filtra en las grietas de la vieja puerta guardando mi silencio en el canasto. Una pausa. Un paso atrás sin retroceder ...sólo para respirar y contemplar. Camino al río me redefino en cada verde, en cada sauce, en los muros levantados a punta de suspiros y recuerdos prohibidos, en su adobe sudado y relamido con historias sin tiempo. Busco mis huellas para sembrar violetas, como lo haría mi abuela, intentando en cada siembra dejar lo inservible para seguir adelante. Camino al río sonrío con la complicidad de las ovejas mudas , como lo hace mi mamá, segura de que es necesario soñar tan pronto te despiertas porque dormido no te sirve para nada. Cadeneta, mono, cadeneta. Un sol más otro sol para cobijarte con mis silencios. Contemplo el vuelo de mis hijos y me redefino en cada verde, en cada sauce, en los muros levantados a punta de suspiros y recuerdos prohibidos. Soy adobe, soy las historias sin tiempo. Soy el río que viene, que va, que gira, que se equivoca, que se evoca, que te evoca, que sigue. Soy el instante, la que se filtra en las grietas de la vieja puerta, soy la pausa, soy la que no es , soy la que empieza.
lunes, 21 de abril de 2008
ESTANTES
Estuve toda la mañana arreglando la casa. La vajilla quedó impecable, los cubiertos ordenados, lo mismo que las copas y todo lo demás, en sus estantes apropiados. Porque cada cosa tiene su estante. Estante de vajilla: platos grandes primero, luego los pequeños; taza entre taza. Estante de copas y cubiertos, de grandes a pequeños y los secretos y los sueños, en medio. Estante de música: bandas sonoras primero, baladas viejitas y varios después. Adelante, con prioridad, jazz, clásica, llanerita de luna roja y últimas curiosidades. Bien atràs en la memoria queda lo cantado. Un sólo estante para miradas, silencios y sonrisas. Este no tiene puertas. Puede estar debajo de la música o al lado de la chimenea; entre los jardines, bajo los àrboles o al lado de la cama. Las miradas, los silencios y las sonrisas no tienen un orden exacto. Uno puede hacer arrume con ellos. Total después de ser ubicados desaparecen afortunadamente. De lo contrario se repetirían .Tienen fecha de vencimiento inmediato. Las palabras sí son un problema: se quedan en los rincones sin querer caducar. Los estantes de palabras no son muy eficientes debido a la movilidad y la diferencia de tamaño, forma ,color e intención de las mismas. Entonces acomodarlas es todo reto. Hace poco compré un estante para palabras. Tiene un manual de instrucciones complicadísimo que aùn no he leìdo. Lo puse cerca de las urnas precolombinas, al lado de la foto de mi papà. He hecho mis mejores esfuerzos para guardar las palabras sin el manual y con mucho instinto. Lo que pasa es que mis palabras no se dejan guardar. Vuelan, se esconden entre los ladrillos, detrás de los cuadros. Entonces es necesario volver a pasar el trapo del polvo una y otra vez para que no se queden por ahí. Pero se quedan, con su propia estática. Dicen que venden unos atomizadores para diluirlas, pero no está muy comprobada su eficacia. Ellas mismas se encargan de crear resistencia y entonces surgen nuevas generaciones de palabras, mucho más fuertes, más complicadas. Por eso es aconsejable una vez a la semana, como mínimo, quemar ramas de pino y eucalipto. Mezclado todo produce un agradable ambiente de limpieza y olvido, absolutamente necesario en los ejercicios espirituales del tao. En este ritual es muy importante cerrar muy bien las ventanas pues si por algún grave descuido entran semillas de bromelias, las palabras, las miradas, las sonrisas y los recuerdos se funden y entonces el problema sería inmanejable. Pero bueno. Finalmente uno se acostumbra a todo. Tampoco es tan grave que las palabras me persigan fagocitándome hasta volverme suspiro.
De todas formas , en vista de tanto desorden , tendrè que leer el manual de instrucciones.
martes, 15 de abril de 2008
CON Y SIN RAZÓN
Teresa.
Dolida y enamorada. Cada saeta en su pecho es la excusa para volver al papel. La delicia del tormento desangrado. Paleta fresca, anhelante, calculada. ¿Puede amarse tanto sin razón?
Yo.
Dolida y enamorada. Cada saeta en mi espalda es la siembra de otra protea delirante. Soy parcela trazada. Surco de tus dedos. Te amo tanto con razón.
Teresa.
Campana al aire, cielo plomizo, vientre vacío, claroscuro con luz de vela... luces, cámara, acción.
Yo.
La sinfónica completa, azul celeste anuncia buen tiempo, embarazo de luciérnagas, semáforo en verde.
Teresa.
The End
Yo.
Lo que tú quieras, lo que tú quieras, lo que tú quieras...
domingo, 13 de abril de 2008
CAMINANTE
viernes, 11 de abril de 2008
DE RODILLAS
Esta necesidad de oración de mis últimos años me hace buscar silencios y vacíos en lo más elemental. La quebrada inagotable de Zarauz es mi mejor oración. Fluye fácil, generosa, constante. Desde el más incipiente brote, entre los helechos, entre la tierra, desde el alma, desde las cenizas de mis abuelas, desde el poema de mi padre canta discreta y me llama y me invita a cerrar los ojos. Naranja en mis párpados temblorosos; silencio. Las voces de mis hijos. Silencio. El ángel que convocó mi madre. Silencio. The Prayer Cycle de Jonathan Elías me pone de rodillas. Silencio. Silencio. Silencio. Laberinto azul que recorro con las manos cerradas, esféricas, con el corazón adentro. Silencio. Desde la luz busco la luz.
De rodillas oigo mi voz rogando a Dios que siga fluyendo el agua, que tus ojos me busquen, que despegue mis pies del suelo, que pueda convertirme en cuenco, que me invadan las mariposas, que me pinten la piel, que se sequen los fusiles y las lágrimas, que siempre pueda ser valiente para amar una vez más y siempre una vez más.
BENDICIÓN: alas doradas y mil voces en una. Toda el agua que fluye. Silencio. Todos los dioses en uno. Silencio. Un oboe navegando en el lago, un rayo oblícuo de sol, la garza sobre el sauce. Amén.
De rodillas oigo mi voz rogando a Dios que siga fluyendo el agua, que tus ojos me busquen, que despegue mis pies del suelo, que pueda convertirme en cuenco, que me invadan las mariposas, que me pinten la piel, que se sequen los fusiles y las lágrimas, que siempre pueda ser valiente para amar una vez más y siempre una vez más.
BENDICIÓN: alas doradas y mil voces en una. Toda el agua que fluye. Silencio. Todos los dioses en uno. Silencio. Un oboe navegando en el lago, un rayo oblícuo de sol, la garza sobre el sauce. Amén.
miércoles, 9 de abril de 2008
ACUARELA
ACUARELA
Violeta. Agua.Duda. Instante.
Con el delantal manchado de colores mi mano inventa el universo en una mañana. Vacía de pensamientos, nueva en la piel. Es posible que El vals de las flores ronde en mi cabeza, es posible que tenga yogur en la nariz. Mi mano es fuerte. Los frascos de témpera sucia importada me retan y yo simplemente construyo universos.
¿Dónde se refundió esa hermosa levedad?
Violeta.Agua.Duda.Instante.
Mi mano repite. El uniforme a cuadros me paraliza. A la sombra del eucalipto gigante recojo pacientemente las hojas muertas. Ahora son mis universos. Yo no los invento. Me los inventan. la risa también. La sombra del eucalipto me aterra, me invade, me ahoga. El llanto sí es mío.
Violeta. Agua. Duda.Instante.
Mi mano se guarda. Prefiero cantar las ideas con fusas. Las acuarelas se secan. Los universos de colores se esfuman.Estreno mi piel.Refundida en algún cajón contemplo la vida. Desaparezco.
Soy madre, vacío la vieja ánfora y vuelvo a nacer.
Violeta. Agua. Certeza. Instante.
Soy bambú, trascendí al alga. Aprendo a doblarme y conozco el camino de regreso.
Mirame a los ojos, niña, tienes sucio el delantal .
Bienvenida!
Suscribirse a:
Entradas (Atom)