viernes, 11 de abril de 2008

DE RODILLAS





Esta necesidad de oración de mis últimos años me hace buscar silencios y vacíos en lo más elemental. La quebrada inagotable de Zarauz es mi mejor oración. Fluye fácil, generosa, constante. Desde el más incipiente brote, entre los helechos, entre la tierra, desde el alma, desde las cenizas de mis abuelas, desde el poema de mi padre canta discreta y me llama y me invita a cerrar los ojos. Naranja en mis párpados temblorosos; silencio. Las voces de mis hijos. Silencio. El ángel que convocó mi madre. Silencio. The Prayer Cycle de Jonathan Elías  me pone de rodillas. Silencio. Silencio. Silencio. Laberinto azul que recorro con las manos cerradas, esféricas, con el corazón adentro. Silencio. Desde la luz busco la luz.
De rodillas oigo mi voz rogando a Dios que siga fluyendo el agua, que tus ojos me busquen, que despegue mis pies del suelo, que pueda convertirme en cuenco, que me invadan las mariposas, que me pinten la piel, que se sequen los fusiles y las lágrimas, que siempre pueda ser valiente para amar una vez más y siempre una vez más.
BENDICIÓN: alas doradas y mil voces en una. Toda el agua que fluye. Silencio. Todos los dioses en uno. Silencio. Un oboe navegando en el lago, un rayo oblícuo de sol, la garza sobre el sauce. Amén.

4 comentarios:

yo y ellas dijo...

Me encanto......

yo y ellas

Caselo dijo...

Un amén sentido y desde el fondo de mi corazón. Allí en la hacienda Zarauz está una buena parte de mi vida y qué lindo sentir esa brisa tan familiar y el agua que purifica a través de tu oración.(me hiciste llorar, de emoción)

Un abrazo

Carlos Eduardo

Marcelo De Martino dijo...

¡Estupenda!

Sos especial, en verdad.

Anónimo dijo...

Hmmm... Il faudra que j’y revienne.
Plusieurs fois... au moins.

A bientôt.