sábado, 13 de junio de 2009

Receta de Familia




Ingredientes:
Maiz tostado en piedra conversada, empedrado de habas y arvejas formando caminos en la mesa de Duitama, barro convertido en olla, olla convertida en alma, alma que se esparce silenciosa en el patio blanco que como lienzo se alista para ser valle, montaña azul cielo, cielo habitado por dragones campesinos con fauces de leña ahumada . Un piano a ocho manos, una flauta con dos alas, un tiple diciendo sí y una bandola diciendo no; un profesor de música, un pentagrama, una libra de papa, un poeta que escriba en latín y su alumna:una niña de pelo negro y risa franca.


Preparación:
Desde la noche anterior se mezclan todos los ingredientes con el aliño que dijimos pero que no anotamos. Se deja conservar en el sereno con la cebolla y el azúcar para cantar mejor. Se tapa todo para evitar que se alteren las intenciones. Temprano en la mañana mientras canta el gallo, se prende la estufa, se lavan los recuerdos se pican las tristezas y se ponen a un ladito. Se pone la mezcla anterior a fuego lento. Se observa con paciencia hasta que con el primer hervor invadan los aromas de la infancia retenida. Una vez servido todo damos gracias, tocamos la campana, contemplamos el valle y caemos en el embrujo del tiempo. Acompañamos con una copita de aguardiente para pasar la sopa y luego una de brandy para pasar el aguardiente. Con un suspiro alistamos el postre de natas con aroma de Claro de Luna. Cerramos los ojos y saboreamos el dulce de los amores negados.

1 comentario:

Caselo dijo...

Sin palabras. Solamente imágenes senaciones, olores... Habría que inscribir esta receta en los surcos de la memoria para que las abuelas se la cuenten a los nietos, los nietos a las madres, las madres a los padres y los padres... bueno, los padres por lo menos que, aunque sea una vez, le agreguen alguito de sentido común. Latinoamérica es una patria construida por mujeres... Por eso brilla y se mantiene en pie.

Un fuerte abrazo



Carlos Eduardo