Verdeluz, verdeviento, verdesombra.
El tiempo se detiene.
Mi vocación de árbol frondoso cobija los miedos y las dudas y no se necesitan horarios: los relojes se detienen. Las palabras se amontonan haciendo caminos insondables que sirven para encausar las lágrimas contenidas; se dibujan las historias, se remiendan las alas rotas, se desinfectan las arrogancias , se colorean los silencios y se pega con cuidado los pedazos de espejitos ahumados por sol.
Mi vocación de árbol me convierte en puente con el único fin de acercar ángeles refundidos entre el cielo y el suelo. Poco a poco sus almas se enredan en mis ramas y con una primera sonrisa lloran y vuelan. A veces muy alto, a veces se trata de un pequeño impulso en el que se ensayan las alas remendadas pero no se atreven a despegar , porque no hay viento a favor.
Tengo un pequeño espacio donde se siembran alegrías y esperanzas. Tengo un rincón donde puedo ser un árbol callado. A partir de mi silencio hablo con la voz que la tierra me dicta desde el jardín a través de un mandala mágico colgado en la ventana para conjurar los miedos y las soledades.
Escucho.
Escucho y doy sombra.
Tengo un rincón donde soy árbol y crezco.
2 comentarios:
Angela, un consejo:
Despejate y reelabora. Este árbol está inconcluso.Tenés música pero en ecos desordenados.
Decime cómo te contacto, please.
Definitivamente ese árbol es el de Zarauz...ese árbol y todos los de allá quedan para siempre en mi recuerdo...los mejores años de mi vida...donde aprendí como los arboles a crecer, dejar volar, permanecer pero alejarme...Ese árbol tiene las raíces en mi Corazón.
Publicar un comentario